MADRID, 19 (EUROPA PRESS)

El fabricante de coches Mazda espera reducir un 69% las emisiones de dióxido de carbono en sus fábricas y centros de trabajo en Japón para su año fiscal 2030, que comienza en abril y termina en marzo del año siguiente, con el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono para todas sus fábricas en el año 2035.

Las fábricas locales de Mazda representan el 75% de las emisiones CO2 de la empresa, por ello consideran que alcanzar estos objetivos "reducirá significativamente las emisiones a medio plazo y tendrá un efecto muy notable en su transición hacia la neutralidad de carbono".

Según ha informado la compañía nipona en un comunicado, Mazda trabajará en tres líneas para conseguir sus objetivos: conservación de la energía, migración a energías renovables e introducción de combustibles neutros en carbono.

Así, la primera medida para conservar energía es incorporar el precio interno del carbono como criterio en las inversiones de capital, por lo que las decisiones de inversión que afecten a los centros de Mazda tendrán en cuenta la evolución futura de los precios del comercio de carbono.

Por su parte, Mazda empezará a sustituir el combustible que emplea para suministrar energía a su planta de Ujina (en la ciudad de Hiroshima) con el objetivo de incrementar el uso de energías sostenibles de origen no fósil. Con estas acciones, la compañía prevé que la energía procedente de fuentes no fósiles supondrá el 75% de su consumo para el año fiscal 2030.

Asimismo, Mazda introducirá combustibles neutros en carbono para el transporte interno dentro de sus instalaciones, sustituyendo el gasóleo que utilizan sus vehículos de transporte por un biocombustible de última generación.

En el caso de que sea complicado generar energía a partir de fuentes alternativas, la enseña japonesa recurrirá al esquema J-Credit de comercio de créditos de carbono, que apuesta por la reforestación y la protección de las masas forestales.

Por ello, Mazda ha acordado con la empresa Mitsui & Co. la compraventa de réditos J-Credit generados a través de una gestión forestal adecuada, que están certificados por el gobierno japonés.